GESTALT CORPORAL: MORFOLOGÍAS SUBJETIVAS
Juan José Díaz
Percepción corporal
Hablar de Gestalt Corporal implica directamente hablar de percepción corporal. Percepción entendida en un amplio abanico de significados:
- El de sensación y la mera recepción de estímulos corporales
- El de cognición, es decir, elaboración, interpretación, comparación con contenidos de la memoria, valoración, etc de dichas sensaciones
- El de creación de actitudes en contacto con el entorno, disposición y expresión emotiva, y conductas que se orientan a satisfacer las necesidades organísmicas.
Percepción no es exclusivamente una función de captación sensorial y procesamiento cognitivo como proponían los primeros psicólogos de la gestalt. Me detengo en esta aclaración para afirmar desde el principio una manera de experimentar el cuerpo en que éste es el objeto inmediato de la consciencia, sin que medien las funciones mentales. La percepción no es una función de la conciencia mediante la que mi mente percibe mi cuerpo sino una función de la consciencia intrínsecamente corporal. Dicho de otra manera, hablo del cuerpo que piensa, memoriza, decide, etc.
Dicho de otra forma, no hablo del cuerpo que uno se figura mentalmente mediante lo que llamamos “representación corporal” ,“autoimagen corporal” o “imagen de sí”. Hablo del cuerpo que uno nota y siente y que tiene, también, su correspondiente objeto de percepción en los contenidos mentales. Retomando el criterio bioenergético de “no tenemos un cuerpo sino que somos un cuerpo”, podemos parafrasearlo diciendo que “no percibimos un cuerpo sino que somos un cuerpo que se percibe”. Aunque parece un juego de palabras sin mayor interés ni provecho, y de momento con poco peso en cuanto a validación científica, esta perspectiva es la que da un nuevo sentido a la experiencia corporal.
Cuando damos enfoque gestáltico a la/s terapia/s corporal/es nos corresponde aplicar los tópicos más comunes de su teoría y metodología: darse cuenta, figura/fondo, polaridades, ciclo experiencial, mecanismos defensivo-adaptativos, etc. Voy a mencionar un par de abordajes que ilustran la aplicación de estos conceptos como preámbulo a un diseño de experiencia corporal que quiero después exponer y elaborar conceptualmente.
Uno de ellos es la topología corporal en la que, retomando las ideas de Laura Perls, distinguimos como polaridades: arriba-abajo, adelante-atrás, etc. A través de la exploración, la toma de conciencia y la expresión corporal, integramos estas polaridades llegando a la percepción del cuerpo como totalidad, un cuerpo integrado, unificado. Como consecuencia se da también la integración de actitudes en conflicto, de maneras de estar en el mundo.
Otro ejemplo es el del diálogo con diferentes partes del cuerpo, en la línea de los diálogos del cuerpo de Adriana Schnake. Una forma simple que toma esta metodología es establecer el diálogo entre un “yo” y alguna o algunas partes del cuerpo que requieren el restablecimiento de su conexión con el todo corporal. Este diálogo, generalmente verbalizado, y a veces actuado, es también un abordaje práctico que busca la totalidad. Algunos desarrollos creativos de esta metodología llevan a un diálogo no verbal, sino gestual, de movimiento o acción, en que diferentes partes del cuerpo pueden expresarse estableciendo un diálogo, una comunicación en lenguaje corporal, que restablece la conexión, la integración. El paso a las técnicas de expresión corporal global y a la danza es inmediato.
El cuerpo como experiencia subjetiva
La teoría gestáltica mantiene que la percepción es función del estado del observador. Una lectura corporal objetiva, un análisis corporal, o como queramos llamar a estudiar un cuerpo desde el exterior, puede diferir enormemente de lo que la persona, cuyo cuerpo observamos, percibe de sí misma. Un ejemplo muy claro y conocido es la diferencia de percepción en lo que se llaman trastornos de la alimentación y que algunos muy bien podrían catalogarse como trastornos de la autopercepción corporal. Más concretamente en la anorexia, la persona se percibe mucho más voluminosa y gorda de lo que aprecian los demás.
Desde otra perspectiva menos clínica, es frecuente en algunos ejercicios corporales, sean en movimiento o en quietud, realizados con ojos cerrados, que los sujetos relatan la percepción de una forma anómala de su cuerpo, por ejemplo la cabeza muy grande, o los brazos muy largos, o el vientre muy grande, o las piernas muy cortas, etc. Estas experiencias son mucho más frecuentes en prácticas en estados modificados de conciencia sea a través del sonido, la danza, la meditación, u otras.
En estos casos, alguna parte del cuerpo se hace figura y se percibe subjetivamente haciendo una gestalt que da sentido a las vivencias de la persona. Técnicamente esta percepción se puede realizar y concretar mediante un dibujo o la mera descripción verbal; después, a través del diálogo con el terapeuta, o de una danza que surja de esa parte, o de un dialogo autoreferido a ese miembro o zona corporal, se va progresando en el trabajo terapéutico hasta dar significado y sentido a esa percepción.
Hace años diseñé un experimento basado precisamente en experiencias propias de esta índole. Pensé que si con intención exploratoria nos desidentificamos de la autoimagen corporal más estable y permitimos que aparezca una nueva, el trabajo con la misma podría darnos información de gestalten ocultas que podrían así emerger y, al trabajar con ellas, resolverse. Ya que una autoimagen corporal novedosa emerge espontáneamente en raras ocasiones (en estados de desequilibrio o crisis, naturales o inducidas), para trabajar a voluntad en el marco terapéutico es necesario recurrir a técnicas que dinamicen la gestalt fijada (la autoimagen corporal estable) y provoquen la experiencia de una nueva autoimagen.
El acercamiento técnico más obvio es el trabajo con las fantasías guiadas, al estilo gestáltico, o sea, dando una serie de claves que dejan abierta la imagen para que la configure el propio sujeto de la experiencia. El `procedimiento más simple de guiar una fantasía es pedir al sujeto que se mantenga con los ojos cerrados, se relaje y vaya dejando aflorar las imágenes que surjan con el guión que le vamos proponiendo. Llegado un momento dejamos el guión abierto y la persona, en su imaginación va desarrollando y completando la fantasía. Pasado un tiempo se le guía de nuevo al estado de conciencia vigil, abre los ojos y se integra la experiencia. A veces, como fase intermedia entre la experiencia imaginaria y el dialogo, se recurre a técnicas de expresión plástica como dibujar, pintar, modelar, etc.
Con este planteamiento, podemos trabajar muy bien la autoimagen, pero en su sustrato de representación mental. Ya que me interesaba la experiencia corporal pensé en recurrir a las fantasías guiadas que no se realizan en la mente y con el cuerpo postrado, sino dejando que el cuerpo conforme la fantasía, en posturas estáticas o en movimiento. Son ejemplos bien conocidos la fantasía estática basada en las estatuas o la dinámica de la jungla que incluso se realiza con ojos abiertos. En nuestro caso, mantener los ojos cerrados permite sustraerse a los patrones conocidos de la postura humana y también permite al que experimenta en grupo, más espontaneidad para adoptar cualquier postura por extraña que sea.
Mediante este tipo de ejercicio podemos llegar a manifestar la corporeidad de manera completamente subjetiva, ya que de forma simultánea, la autopercepción sensorial, la autoimagen corporal y la postura en acción evolucionan a la vez.
Encuentros en la taberna intergaláctica
Este es el primer título que dí a un taller realizado en el marco de unas jornadas de la propia AETG. La Taberna Intergaláctica es el universo fantástico con que comienzo a explicar la propuesta de trabajo y que ya en parte va sugiriendo al imaginario de los participantes un escenario en que proyectar sus fantasías semiguiadas.
El nombre en sí me resulta personalmente muy significativo ya que tiene una gran carga mítica, dimensión ésta que en su aspecto existencial me interesa especialmente. Además, reúne varios términos muy adecuados para la fase de planteamiento de la fantasía: a) el encuentro como relación y contacto entre los participantes, b) la taberna como lugar de experiencia dionisíaca, libre y espontánea, y c) intergaláctica, como un no lugar, un lugar de transito entre mundos ajenos a nuestra querida tierra y todo lo de cotidiano, aprendido y fijado que tenemos, incluida nuestra imagen corporal.
Lo más anecdótico es que esta frase me llegó con la inspiración del ejercicio mientras estudiaba, con otros propósitos, la trama de La Guerra de las Galaxias, la película tan famosa de George Lucas.
Al comienzo de la fantasía recreo la siguiente escena: “Se trata de una taberna en un planeta insignificante entre galaxias, en el que se dan cita viajeros, comerciantes, buscadores, piratas, guerreros, políticos, etc. Acuden allí a tomar algún alimento, algún trago o algunas inhalaciones. Ya que los seres que acuden a la misma provienen de planetas muy variados en cuanto a medio físico, temperatura, atmósfera, etc los visitantes a la taberna tienen anatomías muy diversas. El local tiene un diseño que permite la coexistencia de todos los seres en un único ambiente”.
A veces, explico esto antes de empezar la fantasía, con ojos cerrados y sugiero que a esta taberna acuden seres con varios ojos, o brazos, o seres con escamas o viscosos, etc es decir que evoco el imaginario de los llamados seres extraterrestres, sin escatimar en caricaturas de los mismos.
Una vez empezado el juego sugiero a los participantes una evocación del planeta de que proceden y de si viven en la superficie, o bajo tierra, o en medio acuático, o sobre lava, o sobre plantas o similares. Les sugiero evocar la temperatura de su medio, la consistencia, la atmósfera. Pasamos así a dar expresión corporal a su morfología, dependiendo de si se arrastran, caminan o saltan; de si su centro de gravedad es alto o bajo; de si su piel tiene pluma, pelo o escama; de si es dura, blanda o viscosa; de si respiran por órganos como pulmones, vejigas, agallas, o por la piel; de si se desplazan mediante pies, pocos o muchos, o ventosas; les pregunto como se nutren, si con boca masticadora o lamedora o succionadora; cómo excretan, si mediante ano, o por la piel, u otros órganos como vejigas y si excretan liquido, sólido o gaseoso; también les pregunto si en su planeta hay un genero, o dos, o tres o cuatro; y también como se reproducen y si son de tipo placentario o ponen huevos, uno o muchos; y voy así concretando distintos capítulos de una biología diferencial intergaláctica.
Una vez configurada la anatomía y fisiología básicas, paso a elementos más orientados al contacto con el entorno, incluídos otros seres. Entonces pregunto (y sugiero la actuación corporal) cómo perciben el medio, con qué organos sensoriales, tipo ojos, u oídos, o membranas, o papilas o antenas, etc. También cómo manipulan los objetos mediante tentáculos, o brazos, o lenguas, o zarpas, etc Y si tienen algún tipo de lenguaje mediante colores en su cuerpo, u olores, o sonidos, y en este caso les propongo que empiecen a emitir algunas frases en su peculiar lenguaje sónico. También les animo a que realicen gestos o posturas que tengan algún significado hacia otros congéneres. Y también si tienen algún código para buscar el contacto de otros seres. Como tema común suelo plantearles la satisfacción de necesidades eróticas, ternura-placer, etc. En algunos casos les recuerdo que en el planeta tierra los humnanos reaccionan emocionalmente y les pregunto si ellos dispopnen de algo equivalente. En fin, ya llegado a este punto, me dejo guiar por lo que veo en esta “taberna” y voy conduciendo así el repertorio de sugerencias morfológias y funcionales.
Cuando hay ya un clima alienígena, aviso que en la taberna hay música y que puden empezar a evolucionar libremente, comiendo, bebiendo, gaseando, etc y también buscando o no compañía según sus preferencias, advirtiendo que hay muchos seres cuyas características desconocen y por lo que han de explorar la manera de contactar adecuadamente a sus necesidades. Pongo música, normalmente una musica evocadora, rítmica sin melodía ni connotaciones culturales, si acaso algo tecno (la que mas me gusta para este ejercicio es la música “dub”) y sugiero que si en algún momento lo necesitan pueden abrir lo que podrían llamarse en la tierra “ojos”.La experiencia grupal evoluciona por sí sóla sin mayor interferencia mía durante un largo rato.
Al final, aviso que la taberna va a cerrar y les pido que se acomoden en algún lugar para proceder a la reambientación antes de salir al exterior. Comienzo así una etapa de fantasía en que voy sugiriendo la anatomía humana, hasta un repaso sistemático, dando tiempo suficiente para la toma de consciencia en el aquí y ahora de su corporeidad.
Seguidamente pasamos normalmente a realizar un dibujo. Y después una rueda de integración en que cada participante comparte su experiencia y muestra su morfología subjetiva. El tipo de grupo y sus objetivos definen a su vez el tipo de intervención terapéutica. A veces es una rueda con poca intervención mía, otras veces lo participantes hacen preguntas, y otras veces me detengo en los trabajos individuales para profundizar en la Gestalt corporal de cada uno y su relevancia personal.
Integrar la morfología y función subjetivas
Hasta aquí, el experimento, el ejercicio dinamizador. El trabajo con esa Gestalt corporal depende mucho de la persona y del grupo. En cualquier caso es ahora cuando llevo a la práctica las líneas terapéuticas que expliqué al comienzo, trabajando con las polaridades que presente esa morfología o proponiendo diálogos con el cuerpo.
Ya que la intervención gestáltica no es del tipo interpretativo, he de resistirme a tal tentación con dibujos normalmente tan sugerentes, y me centro exclusivamente en lo que emerge de la persona en su propio diálogo al referir la experiencia u observar el dibujo realizado y destacar lo más significativo. Sólo en ocasiones comparto mi impresión al ver el dibujo o evoco algo que haya visto en la evolución corporal de la fantasía.
Aunque muchas morfologías son antropomórficas, no lo suelen ser todas. Así que no siempre aparecen pies y cabeza, ni frente y dorso. A continuación voy a comentar algún ejemplo.
La fig 1 presenta una polaridad superior constituida por múltiples y pequeños órganos sensoriales y alimenticios. A través del roce este ser se nutre y se proporciona placer, estando esta zona abiertas completamente al exterior. En la polaridad inferior, recogidos entre el cuerpo y el suelo, hay dos grandes órganos, uno parta la nutrición y otro para funciones sexuales.
En esta morfología, el trabajo principal se encaminó a dilucidar una sexualidad pregenital, que para resumir diré que era una sexualidad básicamente oral.
Por otra parte, para la nutrición, el ser recurre a deglutir burbujas de alimento que pululan por doquier, sin el peligro de escasez y con la confianza de que siempre hay. En este sentido el ser vive seguro y confiado.
Al revisar la polaridad antero-posterior, encontramos, ya en la morfología humana, que su consciencia de relación corporal está limitada al contacto frontal, con una escasa conciencia de la espalda y del mundo “a sus espaldas”.
La fig 2 muestra un ser con dos polos bien diferenciados, el anterior bien estructurado, con cabeza, un organo succionador y zarpas, y el posterior, informe, constituido por un gran saco indiferenciado. También una parte ventral desprotegida y una dorsal con una cresta espinal dura.
Ya que en la descripción de su Gestalt corporal, la persona dejó al margen unas llamativas antenas, me interesé por ellas con el fin de completar la gestalt de su morfología representada. Llegamos así al planteamiento de qué tipo de receptores constituían esas antenas y qué cualidades del mundo permitían percibir. Hubo dos conclusiones. Una, que tres de sus antenas estaban atrofiadas y que prácticamente no percibía su entorno mas que a través de una estrecha mira. La otra que las dos antenas vivas percibían la tristura y el cariño.
La persona percibía el mundo sólo mediante estas dos antenas, con una fisiología sensorial que le llevaba a una percepción lineal de la vida, entre estas dos polaridades. A menos cariño, más tristura; a mas cariño, menos tristura. De ahí llegamos a unas determinadas circunstancias personales y a su estilo dependiente.
Posteriormente exploramos las “antenas atrofiadas”. La primera cuya percepción recordó fue la percepción del disfrute y el placer. Y de hecho, se daba cuenta en ese momento que estas dimensiones de la vida las había olvidado, dándoles poca o ninguna importancia y relegándolas de su mundo de necesidades. Ahora volvían a existir.
La fig 3 refleja una figura humanoide. El sujeto refiere que se trata precisamente de una evolución de los humanos, que han desarrollado cualidades espirituales, y que tienen facultades suprahumanas, unas de tipo mental y otras de tipo curativo que realizan a través de las manos. El dibujo destaca con brillante color amarillo estas zonas.
En este caso, la integración la realizamos directamente a través de la sensación corporal. Le pido que cierre los ojos y enfoque su atención en las manos. Le voy dando indicaciones sobre relajar las manos, y recorrer con la atención la geografía de sus palmas, percibiendo distintas zonas, relajándolas, haciendo hueco, y al tiempo abriendolas “energéticamente”.
Le sugiero que vaya moviendo sus manos hasta tocar, palpar, acariciar, abarcar, contener o coger algo imaginado entre ellas; después le pido que vaya sintiendo la sensación en sus manos y que deje aparecer la imagen de alguna parte corporal de algún compañero o compañera del grupo. Después le pido que abra los ojos y que contraste en el grupo esta necesidad o deseo.
El ultimo ejemplo, la fig 4 se trata de un ser cuya morfología apenas tiene detalles, siendo más bien un contorno liso con unas únicas aperturas para ojos, respiración y boca. Además, esta corporeidad está muy bien delimitada por una piel de mayor consistencia.
El sujeto refiere que se vive dentro de ese envoltorio, con unos únicos orificios para ver, res pirar y hablar. Dice que desde ahí se siente seguro rspecto del contacto con otros seres. Dialogando verbalmente llegamos a la analogía de su vivencia como si llevase puesto un vestido de gomaespuma, como los disfraces de esos personajes que usan los animadores para niños.
Evolucionamos el trabajo hacia un contacto más directo sobre su cuerpo “interno”, dentro de ese exoesqueleto mullido. Para ello le sugiero que busque un compañero o compañera de quien pueda dejarse tocar suavemente. Y así continúa la experiencia. Al finalizar la sensación desnuda de ese contacto sin amortiguar, le emergen unas lagrimas. Enfocamos en esto su darse cuenta.
Conclusión
Técnicamente hablando, este ejercicio no difiere demasiado de otros bien conocidos como el jardín de rosales o el bosque en los que componentes del grupo imaginan y expresan corporalmente, y después comparten e integran sus vivencias. Mayor parecido hay aún con otras fantasías actuadas desde la escucha interna como los clásicos ejercicios de la jungla, el museo de estatuas,la fiesta, etc en los que además de la expresión corporal se da la interacción entre los miembros del grupo.
Lo que resulta una aportación de la “taberna intergaláctica” es que el imaginario cognitivo queda en suspenso al no referirnos a formas conocidas de manera que nos movemos en una casi total imaginación creadora.Las morfologías actuadas proceden de la percepción interna que tiene de sí la persona; y no sólo de su forma, también de su funcionamiento.
De esta manera el sujeto amplifica o atenúa la funcionalidad normal de sus propios y reales miembros y órganos, señalando simultáneamente las deficiencias organísmicas mediante la creación de nuevos órganos que le facilitan su satisfacción.
Esta morfología subjetiva es una “gestalt corporal oculta” que al tener expresión queda accesible al darse cuenta. Así, esa morfología que ha estado latente en el fondo de la autoimagen corporal, inhibida, escotomizada, fantaseada o distorsionada, encuentra aquí y ahora su “necesidad de ser” en y para el contacto con los otros, permitiendo vivir la experiencia evitada.
De esta manera, el organismo puede acceder a la frustración por sus limitaciones funcionales o a la satisfacción vital por la ampliación de su territorio experiencial. Con esto la autoimagen se ajusta a la realidad a través de lo único que es real para la persona, su morfología subjetiva confrontada con un ambiente.
Publicado en la revista de la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG), 2008 "El Cuerpo".